lunes, 27 de diciembre de 2010

A solas con un psicópata adolescente - Parte II

     Tron y Tita ya habían estado mas de una hora con Gela, Chuy solo quejandose de la ingratitud de los hijos, de como le chupan a uno todo y cuando ya no hay nada mas que sacar, abandonan a los padres a su desgracia y desventura. Cuando lo que en realidad han hecho es estudiar, prepararse y en cuanto pudieron valerse por si mismos, dejaron la casa para no estar oyendo de su padre la misma cantaleta de siempre: malagradecidos, uno se rompe la espalda por ustedes,  para darles comida, ropa y escuela y no recibe nada a cambio, ni las gracias siquiera. Chuy y sus interminables quejas.
Mientras mas pasaba el tiempo, mas se preocupaba Nacho y menos se concentraba en sus quehaceres escolares.
Prendió las luces de la sala, el comedor, el pasillo y hasta la luz de la calle. La luz le recordaba el calor humano, le daba la sensación de no estar solo y lo tranquilizaba un poco, cuando estaba deprimido o se sentía solo, encendía el radio para escuchar otras voces, pero en esta ocasión prendió el televisor y siguió leyendo.
El excesivo ruido de la calle, el sonido y la música que hacia vibrar los cristales de las ventanas de la casa, el corretear de los niños jugando en la calle y arrojando cascarones de huevo , rellenos no de huevo, sino de harina o confeti. Todo este escándalo lo ponía tan nervioso que con frecuencia se asomaba a la puerta, buscaba mirando hacia las esquinas, que sus padres vinieran ya de regreso a casa.
No muy lejos de ahí, Tita y Tron seguían escuchando las interminables quejas de Gela y Chuy, que si la pensión no les alcanzaba, que si todo sube tanto de precio, que cual hijo era mas ingrato o menos agradecido que otro.
Mientras el tiempo pasaba, Nacho sentía mas y mas desesperación. Se oía un grupo de niños jugar al fútbol en la calle, la portería estaba entre dos arboles, que estaban frente a la casa, así que cada golpe a la puerta del zaguán era seguido de un grito de ¡Gooooooool!
Unos minutos después los gritos dejaron de oírse, el golpeteo del balón contra el pavimento seguía escuchandose, Nacho volvió a asomarse hacia la calle, pero ahora por la ventana, vio a un niño de 8 o 10 años haciendo dominadas, hacia 2 o 3 y el balón tocaba el piso. Seguramente los otros habían ido a la feria, a subirse a algún juego o a comer algo. Nacho corrió la cortina sintiendo un enojo superior por la tardanza de sus padres, estaba desesperado, luces prendidas, televisor prendido y nada lo tranquilizaba. En estos casos todo lo que le quedaba hacer era comer, comer lo que hubiera, entre mas le engordara mejor.

sábado, 25 de diciembre de 2010

A solas con un psicópata adolescente - Parte I

     Sucedió una noche del mes de mayo, era un jueves, se celebraba el día del trabajo, y se festejaba de manera contraria, es decir, sin trabajar.
La colonia en que Nacho vivia llevaba por nombre 1ro de Mayo, así que había fiesta en esta: feria, juegos mecánicos, puestos de comida y lo que no puede faltar en estos eventos, la lucha libre, en donde luchan, por así decirlo, rucos obesos de 50 años y 50 kilos de sobrepeso sobre sus cuerpos deformes después de tantos excesos, panzas que si las metieran a un concurso de la panza mas grande, ganarían sin rivales, en cualquier pueblucho pulquero.
Nacho era un nerviosísimo e inseguro muchacho, a sus 20 años no sabia si decidirse por estudiar Contaduría o Administración, en fin, las dos carreras eran igual de aburridas. Esa noche el estaba solo en casa, sus padres acababan de salir unos minutos antes, visitarían a su abuela que vivía a unas cuadras de ahí, lo cual hacían cada 3 o 4 días.
La abuela había enviudado hacía casi 2 años, vivía con sus dos hijos ya casados y con los hijos de sus hijos. Algunas veces la casa se volvía un manicomio, en especial cuando todos sus hijos e hijas visitaban con sus respectivos hijos e hijas, como los domingos o días de fiesta. La abuela empezaba a amargarse y a molestarse con tanto chamaco corriendo y gritando por toda la casa, con dificultad encontraba un lugar para estar a solas, ni aun en su recamara era esto posible.
Cuando su hijo mayor, Tron, padre de Nacho y su esposa llegaban a visitarla, la abuela era otra, totalmente diferente, su apariencia, aspecto y hasta su salud, no solo física sino hasta mental cambiaban, esta era la razón de las visitas de Tron.
En esa ocasión Tron  y su esposa atravesaron la feria y se desviaron; en lugar de ir a casa de la abuela, fueron con una hermana de Tita, esposa de Tron. La hermana de Tita se llamaba Gela y, su esposo Chuy y su hija Mela, vivían en una casona antigua también cerca de la casa de la abuela.
Gela era la tipica esposa sumisa que soportaba sin mas ni mas los gritos y en ocasiones los golpes de su marido Chuy, borracho y diabético, hombre frustrado  al cual todo su dinero no le sirvió para comprar al amor de su vida, que tuvo que sustituir por Gela, de donde seguramente de ahí provenían sus frustraciones y enojos contra la tonta de su mujer y sus hijos.
Tita visitaba a su hermana, le llevaba un obsequio, nopalitos, buenísimos para la diabetes de Chuy, casi milagrosos. Chuy tomaba por las mañanas religiosamente: jugo de naranja con nopal licuado, otros usos del nopal en el menu de la casa incluían nopal asado, crema de nopal, nopalitos con huevo o guisados con carne, cebolla y jitomate, de postre nopal en dulce con piloncillo y lo que a Gele se le ocurriera preparar, para que la diabetes de su Chuy no empeorara.
Nacho, quien ya llevaba una hora solo, empezaba a preocuparse. El era sumamente nervioso, su madre lo cuidaba tanto que el no soportaba estar solo en casa, sobretodo con tanto escándalo provocado por la tertulia de la colonia. Nacho intentaba leer un libro del cual debía entrega un reporte el día Martes, ya llevaba tres cuartas partes leídas, el resto iba a ser lo mas difícil, terminar de leer el libro, poner en orden todos sus pensamientos y por ultimo plasmarlos en hojas de papel blanco oprimiendo las teclas de esa maquina blanca con una manzanita, la cual le costaba tanto trabajo usar sin distraerse surfeando en el internet.
Tron y Tita...

viernes, 24 de diciembre de 2010

Que hacer... que ser...para ser feliz

¿Que hacer, que ser?  Eso me pregunto sin cesar. Hacer el trabajo que a uno le gusta o el trabajo donde te paguen mejor ? La decisión de que camino tomar por la vida es perturbador. La escuela, la escuela de la vida. Se paga un precio muy caro por desperdiciar tiempo, por dejar pasar las horas y los días y los años y nada se concreta, nada se finaliza. Estar frente a la caja idiota. Horas de horas, la vida se marchita.
¨Corporate America¨, así le llaman al monstruo que explota al explotado y alimenta la avaricia.
Libros, leer libros me hace feliz, me ayuda a vivir la vida de otros, de los personajes que intrigantes que comparten la trama que se desenvuelve en paginas. Tantos autores nuevos que quieren compartir sus escritos con nosotros.
El cine, esa experiencia maravillosa de sumergirse en la obscuridad comiendo rosetas de maíz contemplando la historia y la vida de personajes inventados o no. La musica que acompaña las imágenes, las historias enlazadas que se contagian del ritmo del proyector. Otra forma mas de evadir la realidad. De aprender de otros. De estar donde nunca se ha estado.
La felicidad... existe? Hay que seguirla buscando, pero mas allá de lo que el dinero puede comprar, mas allá de lo que uno escoge en un catalogo o por internet. La felicidad que encuentra uno dentro de si, esa es la mas difícil de encontrar y de compartir. Es la que yo busco y no he podido encontrar.