lunes, 10 de enero de 2011

A solas con un psicópata adolescente - Parte III

Unos minutos después los gritos dejaron de escucharse, el golpeteo del balón contra el pavimento seguía escuchandose, Nacho volvió a asomarse hacia la calle, pero ahora por la ventana, vio a un niño de 8 o 10 años haciendo dominadas, hacia 2 o 3 y el balón tocaba el piso. Seguramente los otros habían ido a la feria, a subirse a algún juego o a comer algo. Nacho corrió la cortina sintiendo un enojo superior por la tardanza de sus padres, estaba desesperado, luces prendidas televisor prendido y nada lo tranquilizaba. En estos casos todo lo que le quedaba hacer era comer, comer lo que hubiera, entre mas le engordara mejor.

Mientras comía un trozo de jamón, escucho un ruido en el patio, era el balón de fútbol.  En seguida tocaron   a la puerta, era el niño que hacia las dominadas, estaba ahí queriendo recuperar su balón, Nacho estaba tan disgustado que le dijo al chiquillo que buscara el balón el mismo, el niño entro y Nacho azoto la puerta, una vez mas.

Mientras buscaban el balón, Nacho llamaba a casa de la abuela preguntando por que tardaban tanto sus padres, los cuales ya llevaban mas de 2 horas fuera, el pensó que seguramente ellos habían ido a la feria a cenar, que lo que habían engañado para no llevarlo, y esto le provocaba una rabia mayor a la que había sentido nunca.

El dueño del balón ya había encontrado lo que buscaba y estaba a punto de retirarse, cuando nacho le dijo: -"Puedo obsequiarte un balón y una bomba para inflar, están guardados en la azotea, ayudame a bajarlos".

El niño acepto gustoso y siguió a Nacho escaleras arriba en busca de sus nuevas pertenencias.

Hacia la azotea se observaba un cuarto lleno de cosas ya inservibles, en el no había luz, así que se iban guiando con unas lamparas de mano que Nacho había ido a traer del cuarto de sus padres.

El cuarto tenia  una chapa vieja y oxidada, sin seguro pero se abría con dificultad, los vidrios estaban empolvados, como todo lo demás. Se apreciaban entre los objetos  guardados, cuadros rotos y viejos, una lampara sin pantalla, sillas de solo tres patas ya, un reloj de péndulo antiguo y algo que extrañamente no tenia polvo y con su brillo destacaba de entre los demas objetos, un hacha. El hacha  que brillaba con la luz de la luna que se filtraba por los vidrios  del cuarto, el hacha  que no tenia el polvo espeso de los demás objetos ahí guardados, un hacha  que parecía haber sido guardada ahí hace muy poco tiempo, y porque no decirlo, que podía haber sido usada recientemente.